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'La agricultura española transformará su modelo de producción en 10 años'

Feeding the World.

Hablamos con Panos Chamakiotis, que tiene más de 25 años de experiencia en los sectores químico y agroalimentario. Lleva una década en la compañía de fertilizantes Compo Expert, donde actualmente ocupa el puesto de director para Europa, Oriente Medio y África (EMEA, por sus siglas en inglés), con base en Barcelona.

Chamakiotis estudió ingeniería agrónoma y se especializó en Ciencias del Suelo en la Universidad Aristóteles de Tesalónica, formación que completó con un MBA del IESE Business School.

Multicultural y gran viajero, en su tiempo libre le gusta practicar deporte, leer y cocinar. Ha publicado recientemente su primer libro, en el que fue uno de los actos que despertaron más expectación en el evento de Fruit Attraction: The challenge of Modern Agriculture (El desafío de la agricultura moderna). 

P.- Desde su punto de vista, ¿la agricultura del futuro será muy parecida a la actual?

R.- Como ya he apuntado, a menudo me pregunto cómo será la agricultura del futuro, tanto a medio como a largo plazo, y cuál es la mejor manera de abordar las tecnologías punteras que influirán en el desarrollo de nuestra producción agrícola en el ámbito global para ayudar a diferenciarnos, innovar y crear valor para nuestros socios. Sinceramente, no quiero hablar de pronósticos porque la vida siempre nos depara sorpresas. La tecnología avanza muy deprisa, y solo tenemos que dejar que nos lleve.

Quiero repetir la pregunta: ¿A quién se le hubiera ocurrido hace unas décadas pensar que hoy en día estaríamos cultivando en un entorno totalmente controlado, que tendríamos invernaderos verticales que rotasen, sensores remotos en agricultura, agricultura de precisión, GPS, dispositivos para los agricultores, cultivos verticales, etc.? Y cabe la posibilidad de que algún día podamos desarrollar un fertilizante que pueda colocarse en un punto aleatorio del campo para luego extenderse de forma autónoma por todo el cultivo, liberando los nutrientes que contiene de forma progresiva. ¿Quién sabe?

El patrón de “menos es más” está ganando terreno en cuanto a la percepción y la seriedad de las decisiones que se toman.

Creo que los retos globales para lograr la suficiencia alimentaria durante las próximas décadas se ven respaldados por la filosofía de “más con menos”, y me parece que los conocimientos actuales nos están llevando por este camino. La nutrición vegetal no trata únicamente de los 17 nutrientes conocidos y necesarios para el desarrollo de la planta; se trata de un grupo de ciencias que incluyen la ciencia del suelo, la fisiología, la química, etc., todo bajo la etiqueta de “ciencia de la nutrición vegetal”. Ahora lo que tenemos que hacer es reorientar nuestra estrategia para abordar cuestiones como el rápido crecimiento de la población mundial, la malnutrición, la escasez de agua, las prácticas respetuosas con el medio ambiente, el deterioro de la fertilidad del suelo, etc.

Las mejoras en la producción y un mayor rendimiento, las nuevas tecnologías, los cambios radicales en la actitud de la agricultura, las prácticas respetuosas con el medio ambiente relacionadas con las subvenciones, el uso racional de agua y nutrientes, los desarrollos de las cuencas hidrográficas, la seguridad alimentaria, la agricultura contractual, el branding en la cadena agroalimentaria, la agricultura de precisión, la e-agricultura, etc. serán conceptos clave durante los próximos 20 años.

P.- ¿Cree que la innovación que se aplica hoy en día a la agricultura es suficiente para hacer frente a los distintos retos que tiene el sector para alimentar al mundo?

R.- Creo que aparte de la innovación y las tecnologías punteras, los pilares que habría que fortalecer para cumplir con el objetivo de alimentar al mundo mejor y de forma más eficiente apuntan al fomento del espíritu emprendedor de los jóvenes, con recursos adicionales para mejorar el rendimiento y la productividad de los cultivos, ayudas directas para los agricultores, y una mejor canalización de recursos y financiación de los programas estructurales para la cadena agroalimentaria.

Uno de los caminos que servirá para mejorar la productividad del sector en general empieza por fomentar la innovación y el apoyo a la investigación agrícola, difundiendo nuevas ideas a través de grupos operativos y de las redes para la transferencia del conocimiento, en lugar simplemente de redistribuir trabajos de otros sectores de la economía. Este enfoque ayudará en concreto a los jóvenes agricultores –quienes están más familiarizados con las nuevas tecnologías y que tienen más inquietudes relacionadas con el medio ambiente– a superar las barreras y restricciones que les impiden mejorar su productividad, en lugar de depender de un apoyo financiero generalizado que puede o no influir de manera positiva en el empleo de los jóvenes en el sector agrícola.

P.- En este marco innovador, ¿cuál es la apuesta de COMPO EXPERT por la innovación?

R.- La misión de COMPO EXPERT es convertirse en empresa líder en la creación de valor añadido y cooperación productiva para nuestros socios, en vez de simplemente vender nuestros productos. Queremos convertir los commodities en especialidades, y ser la empresa que proporciona las claves de conocimiento a sus socios, para una mayor y mejor producción, pero también unos beneficios continuados para ellos.

Nuestro lema es usar menos fertilizantes y más eficientes, adecuados para las necesidades del cultivo, con un impacto medioambiental mucho menor. ¿Qué significa eso para nuestros socios? La tendencia ahora es adaptarse a las necesidades de la planta para maximizar la producción y mejorar la calidad, tanto para el medio ambiente como para el agricultor, ofreciendo soluciones que pueden resultar algo más caras si se calculan por unidad individual, pero mucho más competitivas por hectárea o por unidad de producto. Ya desaparecieron los días en que el agricultor-empresario se fijaba en el índice de precio por unidad. El enfoque ahora se establece en el índice de precio por hectárea y el precio por rendimiento y calidad de producción, conocido como el ROI (rendimiento de la inversión). La investigación llevada a cabo por empresas punteras como COMPO EXPERT va encaminada en esta dirección en cuanto a los productos que ofrecerán en el futuro y la diferenciación con otras marcas.

Los mayores distribuidores de suministros agrícolas son conscientes de esto y adaptan su oferta en consecuencia, ya que saben que si no lo hacen, en breve se volverán obsoletos. No es paradójico que una empresa en cualquier campo esté simplemente en break-even, sobreviviendo, y que otro competidor destaque por ofrecer mejores servicios, desarrollando su conocimiento y productos, invirtiendo y llevando a dicha empresa a triunfar a largo plazo.

Lo más inteligente es no quedarse anclado en el presente y mirar hacia el futuro, y en COMPO EXPERT, además de nuestras actividades diarias, nos dedicamos a crear tecnologías nuevas e innovadoras y sinergias en regiones en todo el mundo. Todos los cambios importantes en el campo de la agricultura nos resultan de gran interés, y nos esforzamos cada día por adaptarnos y ser mejores. En pocas palabras, queremos darlo todo por nuestros socios y asociados.

P.-El sector donde usted trabaja hoy en día puede ser el responsable de parte de los cambios que seguro hay que abordar en el futuro. ¿Cómo colabora con los distintos eslabones de la cadena, aguas arriba y aguas abajo?

R.- Pues sí, aunque el sector es la piedra angular para futuros cambios, creo que en este sentido aún no ha conseguido ni la atención, ni el impulso, ni el respeto que merece de las comunidades ni tampoco de las administraciones centrales en cuanto a decisiones de importancia. El valor añadido del sector agrícola no ha aumentado al mismo ritmo que el de otros actores en la cadena alimentaria, sobre todo si lo comparamos con el sector minorista. Hay muchos factores que explican esta situación, relacionados con mayores costos de insumos debido a la competencia por unos recursos escasos, y también con las opciones limitadas que tienen los agricultores de añadir valor a su producto o de ser remunerados por ello. Siempre intento comunicarles a los miembros de mis equipos que en el sector agrícola y en nuestra actividad, la competencia lo abarca todo, así que hay una enorme variedad en la calidad de servicio y en la contribución al sector de cada actor. Debemos insistir en hacer llegar los mensajes adecuados a los consumidores sin evitar los asuntos importantes. Soy de la opinión de que tenemos que estrechar lazos entre los distintos eslabones de la cadena agroalimentaria, vinculando a todas las partes que pueden proporcionar una mayor calidad y valor añadido y ofreciéndoles nuestras soluciones avanzadas, pidiéndoles los mejores resultados para subir de nivel en cuanto a la calidad de nuestras actividades en el sector.

Por otro lado, la alta calidad de las materias primas que se utilizan para la agricultura influye en la calidad de los alimentos producidos y aumenta la rentabilidad. Por ello, quiero estar cerca y tener un profundo conocimiento de las propiedades de las materias primas y de cómo éstas pueden alterarse como consecuencia de cambios en las condiciones de cultivo y crecimiento, envasado y almacenaje, ya que es de suma importancia para el producto final. Por lo general, el nivel de profesionalidad de los agricultores, junto con los controles reglamentarios y de calidad, influye en la calidad de nuestros alimentos.

P.- ¿Qué pueden aportar los fertilizantes a los consumidores? ¿Cómo se puede explicar a la sociedad el papel de estos medios de producción en la producción de alimentos?

R.- Como dice nuestra asociación, “el fertilizante es el alimento de nuestro alimento”, así de sencillo. Al igual que hay nutrientes para el cuerpo humano que tienen que ingerirse de forma y en tiempo adecuados, los fertilizantes son los nutrientes para la salud de las plantas, que son nuestro alimento.

Y es eso: una aplicación adecuada de fertilizantes según la normativa está estrechamente relacionada con una mayor calidad de vida de los consumidores y unos mejores hábitos nutricionales, y es una piedra angular para una producción mayor, mejor y más segura, relacionada a su vez con las nuevas actitudes hacia una alimentación sana en la que no nos conformamos con menos.

Cualquier otra consideración o información deliberadamente engañosa es falsa, y es mala publicidad.

Hay que reconocer que los fertilizantes, como casi todos los demás productos de aplicación agrícola (pero quizá en menor medida), están siendo atacados indebidamente por falta de información al consumidor. A modo de ejemplo, me viene a la mente una encuesta sobre fertilizantes para césped (el sub-segmento con mayor publicidad con diferencia), relacionada con la mejor manera de promocionar los fertilizantes entre los usuarios finales. ¿Pueden creer que la gran mayoría (32%) de los que respondieron decían que hacían más caso a las recomendaciones de amigos y vecinos?

Los fertilizantes contribuyen a la seguridad alimentaria y de la nutrición al impedir que se agoten los nutrientes en el suelo, alimentando los suelos que tienen una falta de nutrientes. Esto a su vez aumenta el rendimiento del suelo, permitiendo que la producción se sostenga al mismo ritmo que el crecimiento de la población y de los ingresos, llegando a cumplir los objetivos para la reducción del hambre, maximizando la productividad agrícola sin aumentar el uso del suelo, y abordando las deficiencias de nutrientes que debilitan la salud pública y el crecimiento económico.

Los fertilizantes son responsables de la mitad de los alimentos que tomamos hoy en día, además de unos mayores ingresos y diversificación debido a un aumento de producción que los agricultores pueden vender. Con esos ingresos pueden comprar más alimento y pagar los servicios básicos.

Por supuesto que los agricultores y demás actores deberían implantar buenas prácticas en el uso de fertilizantes y una gestión integrada de nutrientes vegetales, lo que puede reducir la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de los fertilizantes, evitar la deforestación y retener el carbono en el suelo.

El primer paso para mejorar la seguridad alimentaria es proporcionarles a los agricultores insumos de calidad, junto con la información necesaria para aplicarlos de manera eficiente y eficaz a largo plazo.

Para comunicar todos estos mensajes a los consumidores, se necesitan más recursos y un mayor esfuerzo por parte de todos los actores clave del segmento, en particular una visión y un plan de acción más amplios para reorientarnos y comprender que estamos trabajando para todo el sector alimentario, no solo para el segmento de los fertilizantes.

P.- Por el cargo que ostenta hoy en día, usted conoce la realidad productiva de muchos países. ¿La agricultura española está suficientemente al día o hay muchas cosas que tenemos que cambiar para poder seguir siendo competitivos y, al mismo tiempo, respetuosos con el medio ambiente?

R.- Las exportaciones procedentes del sector agrícola español han sido notables; se han hecho con cuotas significativas de mercado y han dominado importantes canales de distribución. Asimismo, la necesidad de fortalecer la innovación y la apertura al exterior crea cierta cultura que penetra en todo el sector, dándoles a muchos la ventaja para aumentar sus ingresos durante el periodo de recesión económica, a pesar de una caída considerable de la demanda interna.

Aunque considero que el país está alerta y preparado para afrontar nuevos retos, creo que la agricultura española verá transformado su modelo de producción de forma significativa en los próximos diez años. Deberá aumentar las actividades relacionadas con el medio ambiente y con el cambio climático y adaptarse a las tendencias presentes en los mercados que reciben exportaciones españolas, que están basando sus decisiones de compra en cuestiones de salud y seguridad alimentaria.

También se han detectado algunos retos agronómicos para España, como mejorar la productividad agrícola, emular las buenas prácticas de otros países en cuestiones de calidad, reducir los gastos de post cosecha, diagnosticar y corregir problemas de sostenibilidad debido a la erosión del suelo, afrontar la falta de recursos hídricos, etc.

P.- El despoblamiento y la falta de gente en el medio rural son una realidad y un problema para el campo. ¿Qué puede hacer la agricultura española para que este fenómeno se frene?

R.- Vengo de un país donde alrededor de un 90% de las empresas son pymes con menos de 10 empleados, y con el descenso prolongado de empleo en el sector agrícola, la identificación y fomento de nuevas fuentes de empleo para aquellas personas que viven en entornos rurales tiene que convertirse en prioridad para el desarrollo de la economía de España.

Sin embargo, subvencionar el empleo –sobre todo para jóvenes– en la agricultura de baja productividad, tal como estamos viendo con muchas de las políticas existentes, no es una estrategia sensata ni sostenible para la creación de empleo.

Sabemos que la Unión Europea se centrará en el crecimiento y el empleo basados en la sostenibilidad, y hay muchas oportunidades para financiación relacionadas con la innovación en agricultura y la cadena alimentaria. La máxima prioridad de Estados Unidos, en cambio, plasmada en el Proyecto del Milenio de 2002, es la de aumentar la producción agrícola para cubrir las necesidades nutricionales de una población mundial que crece sin parar.

Los rendimientos agrícolas y el valor del suelo no se ven afectados por la inflación en las economías rurales de los países desarrollados, y suelen ser más altos que las tasas de inflación.

Una mayor demanda de alimentos, la escasez del agua, los contenidos de nitrógeno, unos costes energéticos menores, menos contaminación y un menor impacto ambiental en general no son amenazas sino grandes oportunidades para que España invierta y genere mayores recursos para la agricultura, ralentizando así la despoblación de las zonas rurales.

Para crecer, innovar, crear empleo y contribuir al bienestar de la comunidad, los empresarios que quieren trabajar en el sector agrícola en zonas rurales tienen que verse afectados de manera positiva por unas políticas que eliminen las barreras al crecimiento y que incentiven a las empresas para que apuesten por el cambio con la idea de que toda la población podrá disfrutar de los resultados. En este sentido existe una amplia variedad de programas y opciones de financiación como Horizon, Eurostars, COSME, European Investment Fund, LIFE+, etc.

¿Cómo puede ayudar la Administración española?

• Estableciendo servicios de asesoramiento flexibles para empresas, proporcionando formación y asesoramiento para las startup, y facilitando capital.

• Centrándose en los recursos particulares de un lugar en concreto para generar una imagen distintiva de la región, sus productos y sus servicios.

• Promoviendo la creación de clusters para establecer incubadoras locales para la creación de startups, reorientando redes y coordinando mejoras medioambientales.

• Desarrollando instrumentos enfocados a aumentar el acceso a la financiación.

• Asegurándose de que las empresas rurales estén conectadas de forma eficaz con el resto del mundo, apoyando el acceso de estas pymes a los mercados de exportación, proporcionando ayuda para la creación de marca, y financiando y promocionando actividades en las redes sociales y la digitalización de los servicios.

• Conectando las pequeñas explotaciones agrícolas con los mercados y las cadenas de valor.

Es probable que un enfoque horizontal basado en el sistema del mercado o en el comercio (“café para todos”, como se suele decir) no proporcione las intervenciones oportunas para fomentar el crecimiento de las zonas rurales. Los programas deberían ser prácticos y orientados para encontrar soluciones, trabajando con las pequeñas empresas para reforzarlas y obtener economías de escala, y desarrollando mercados y colectividades para fomentar productos con un alto impacto social y medioambiental.

Así, estas políticas pueden construir un ecosistema más fuerte que impulsará a las empresas de las cadenas de valor alimentario para garantizar la seguridad y sostenibilidad alimentaria, creando empresas fuertes y dignas de inversión en zonas rurales que sean capaces de aprovechar las inversiones de impacto y motivar a la población, reteniéndola en el ámbito rural.

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