Vidal Maté. @trigolimpio_VM
Eurosemillas fue una de las empresas punteras en la investigación y la innovación en el campo de las semillas y, en la actualidad, mantiene esa línea, fundamentalmente en el segmento de la obtención de variedades vegetales. Corrían los años sesenta cuando Juan Cano, un joven de 29 años, hijo de agricultores y crecido en el medio rural, con estudios de perito agrícola, trabajaba en la Cooperativa Agropecuaria Cordobesa, muy ligada a las actividades del algodón o girasol, y consideró que se debían dar muchos más pasos hacia adelante en materia de obtención de semillas selectas para las necesidades de los agricultores de la zona. Así fue como en 1969, junto con otros amigos, lograron reunir 22 millones de pesetas de las de entonces para poner la primera piedra de la actual Eurosemillas.
Desde sus orígenes, tuvo siempre muy claro que el futuro pasaba por la innovación, sumando fuerzas con quienes tuvieran más desarrollo en esa actividad y la internacionalización de los mercados. En esa línea, la empresa suscribía su primer acuerdo con el grupo alemán KWS para la obtención de una nueva variedad de alubia que no tuviera hilos, o la búsqueda de una semilla de girasol híbrido, para lo cual mantuvo la misma conexión con firmas rumanas. Pronto se cercioró de que, en materia de investigación, era preciso conectar con grupos norteamericanos. Y, tras tener diferentes contactos, en 1989 suscribía una joint venture con la Universidad de California en unión de la cual han trabajado desde hace un cuarto de siglo hasta lograr posiciones de liderazgo mundial en diferentes obtenciones vegetales. Hoy, el grupo mantiene su actividad inicial en el campo de la obtención de semillas de cereal y girasol, extracción de aceite de girasol o desmotadoras de algodón. Sin embargo, el eje de su actividad ha pasado a la gestión de la tecnología que supone el desarrollo, control y la comercialización en todo el mundo de las patentes obtenidas, tanto con la Universidad de California, como en colaboración con otros centros de investigación en todo el mundo, incluidos algunos españoles.
Juan Cano es el presidente y el motor de todo un equipo de más de un centenar de profesionales.
Vidal Maté.- ¿Por qué con la Universidad de California?
Juan Cano.- Porque, con sus diez campus, se trata de una universidad de referencia mundial en materia de investigación e innovación, con 800 centros de investigación, el presupuesto número 12 de las universidades de los Estados Unidos, con 30.000 investigadores, 70 premios Nobel en su historia, especializada en la investigación de variedades de cultivos y responsable de más de 2.000 innovaciones y de más de 3.000 patentes. Por cada euro de inversión obtiene dos en base a su actividad de investigación y, entramos en ella, porque se permite a la iniciativa privada aportar hasta el 25% del presupuesto.
V. M.- ¿Cómo es el acuerdo?
J. C.- El acuerdo, la joint venture que suscribimos en 1989, contempla que la comercialización de las patentes en Estados Unidos corresponde a la universidad de California, mientras Eurosemillas lo hace en el resto del mundo.
V. M.- ¿Cuáles son los pilares del grupo?
J. C.- Desde el nacimiento de la empresa tuvimos siempre claro, y esa ha seguido siendo nuestra estrategia, que el futuro pasaba por la investigación y la innovación. Junto a esta apuesta, siempre hemos creído en la política de la internacionalización, antes de la actual globalización de los mercados. Hemos apostado siempre por la diversificación de las actividades, algo fundamental para evitar riesgos y, además, en el funcionamiento con recursos propios, reinversión de beneficios y no depender de las entidades financieras.
V. M.- ¿Qué fondos destina el grupo a la innovación?
J. C.- En función de las necesidades y las disponibilidades de cada ejercicio, se destinan anualmente entre unos cuatro y ocho millones de euros. De esa cifra, aproximadamente más de un 70% corresponden a fondos destinados al acuerdo con la Universidad de California y el resto a los convenios suscritos con otras entidades y organismos de investigación en España y en otros países.
V. M.- ¿Qué tiempo es necesario para la obtención de una nueva variedad?
J. C.- Los trabajos para lograr una patente en materia de variedades vegetales suponen un trabajo de entre 8 y 10 años.
V. M.- ¿Cómo se plantea y se decide la necesidad de obtener una nueva variedad?
J. C.- La decisión sobre la apertura de una investigación para la obtener una nueva variedad vegetal no se discute en el campo, sino observando las necesidades o demandas de los consumidores, de la distribución, de la logística, etc., en relación con el sabor de un producto, su capacidad de conservación, su transporte, color, dureza, si tiene o no pepitas, su manejo... A partir de ahí se inicia la búsqueda de una variedad que supere esos problemas o demandas de los consumidores o para mejorar su comercialización.
V. M.- Además de con la Universidad de California, ¿con qué otros centros trabaja el grupo?
J. C.- Entre otros, existen programas concertados con el Scottish Crop Research Institute de Escocia para a frambuesa, en maíz y girasol con el Genetic Resources de Estados Unidos, con el IRTA de Cataluña en cereales, con el INIA en algodón y arroz, con Eurogenetics de España en algodón, con el CSIC en genómica, con el Instituto de la Fresa de Corea o con Citrusgenn en España en cítricos.
V. M.- ¿Cuántas patentes gestiona hoy Eurosemillas?
J. C.- En el mundo existen 1.200 millones de plantas bajo nuestro control, producto de las patentes en materia de obtenciones vegetales. Trabajamos con la concesión de 1.000 licencias a otras tantas empresas que llevan a cabo los trabajos de multiplicación en un total de 13 sectores con cerca de 90 referencias.
V. M.- ¿Cuáles son los sectores más importantes donde opera y las cuotas de mercado?
J. C.- Las actuaciones más importantes se concretan en los sectores del aguacate, algodón, cereales, cítricos, espárragos, fresas, frambuesa, girasol, pera o pistacho. Somos líderes mundiales en sectores como la fresa, con el 51%, en los cítricos de la segunda parte de la temporada, en el aguacate o el espárrago. En España llegamos a tener el 90% del mercado de la fresa y actualmente ese porcentaje se ha reducido al 30%.
V. M.- ¿Cuál es la presencia exterior?
J. C.- Operamos en medio centenar de países y estamos establecidos en 38 entre los que destacan, además de España, Polonia, Italia, Holanda, países del norte de África en fresa, en cítricos Sudáfrica, Chile, México, China o Perú. Actualmente el grupo cuenta con 24 sociedades de las que diez se hallan en el exterior y otras 14 lo hacen en España.
V. M-. ¿Cuál ha sido el cambio en la actividad del grupo de producir a gestionar tecnología y patentes?
J. C.- El cambio más importante en la actividad y la estrategia del grupo ha sido el pasar de ser unos productores tradicionales de variedades, a ser fundamentalmente gestores de tecnología y de patentes. El trabajo se limita, a partir de la investigación, a controlar la calidad y la cantidad de la actividad de las empresas multiplicadoras de nuestras variedades y cobrar los derechos de esas patentes. Con esta política se ceden márgenes, pero se mejora la estructura de la empresa, se requiere menos inmovilizado y de recursos humanos y se logra una mayor y más rápida penetración comercial.
V. M.- ¿Qué ha supuesto el cambio para el grupo?
J. C.- Un cambio total en los resultados. En materia de ingresos, se ha pasado en la última década de más de 90 a solamente 50 millones de euros. Por el contrario, los beneficios antes de impuestos en el mismo periodo pasaron de 2 a 18 millones de euros. Los fondos propios crecieron de 15 a 80 millones de euros.
V. M.- ¿Cuáles son los proyectos más importantes a corto plazo?
J. C.- Estamos desarrollando un plan para la producción de pistacho en Europa. Y, además, otros proyectos que van desde la producción a la comercialización en varios sectores y muy especialmente en la mandarina tardía Tango para su comercialización durante todo el año en base a su producción en diferentes puntos del planeta. En este objetivo tenemos en marcha un proyecto con Sun Pacific para Estados Unidos, Sanlúcar para Asia o con Antonio Muñoz en Europa.
Tango, una variedad distinta
El sector de los cítricos lleva años sufriendo una fuerte presión de los preciso a la baja durante la mayor parte de la campaña, con la excepción de los últimos meses de la misma, cuando las cotizaciones comienzan a repuntar con las variedades tardías. Otro de los puntos débiles de los cítricos se concretaba en la incomodidad de su pelado y la existencia de pepitas.
En base a estas dos características negativas que incidían negativamente en el sector, Eurosemillas y la Universidad de California desarrollaron durante una década los trabajos de investigación para lograr una mandarina de variedad tardía para comercializar en los primeros meses del año, fácil de pelar y sin pepitas. Estos trabajos desembocaron en la obtención de una variedad que se denominó Tango y cuya genética se comercializó desde un primer momento sin problemas en Estados Unidos.
De cara al sector en España, el grupo desembarcó con esta obtención vegetal en 2007 y, tras un periodo de dos años de cuarentena para ver su evolución, en 2013 fue reconocida oficialmente por las autoridades españolas como una nueva variedad, inscrita en el Registro de Variedades y en 2014 por las autoridades comunitarias. Sin embargo, a pesar de ese reconocimiento como una nueva variedad, desde 2008 se inició una guerra contra la misma en los tribunales desde dos frentes. Uno, desde la sociedad anónima de responsabilidad limitada Nador Cott Protection, ligada a la casa real marroquí, por considerar que la Tango no era una variedad nueva, sino una derivada de la variedad Nadorcott registrada a su nombre. Dos, desde el Club de Variedades Vegetales Protegidas, cuyo hombre fuerte es Martín Navarro, una de las personas con mayor peso en el sector de los cítricos y que es la sociedad encargada de su comercialización, muy cercana a la Asociación Valenciana de Agricultores con un gran poder en el campo valenciano. Los últimos ocho años han sido una verdadera batalla en los tribunales entre los responsables de la variedad Tango y los de la variedad Nadorcott. A pesar de la existencia de más de 20 acciones en los tribunales españoles y comunitarios resueltas a favor de Tango como una variedad diferente de la Nadorcott, sigue sin producirse el fallo definitivo que lo está prolongando desde el pasado otoño el Juzgado Mercantil número uno Valencia cuyo titular ha sido relevad a iniciativa del CGPJ. En las últimas semanas se ha producido una nueva decisión de la Sala de Recursos de la Oficina Comunitaria de Variedades Vegetales por la que se reconocía la Tango como una variedad distinta de las demás, homogénea y estable que debía ser registrada y protegida como tal.