Feeding The World
El sector agroalimentario, que supone el 8% del PIB nacional y ocupa a más del 10% de la población activa, será uno de motores de arranque cuando finalice la crisis del coronavirus. Por eso está pensando ya en la reconstrucción y en cómo prepararse ante el futuro próximo.
En estos momentos, uno de los principales temores es la carencia de mano de obra, especialmente en los cultivos de hortalizas y frutas de verano, cuya campaña de recogida comienza en pocas semanas. Para algunos de ellos, se estima que es necesario incorporar hasta un 40% de trabajadores, pues muchos han quedado confinados o no pueden incorporarse a nuestro país a causa del cierre de fronteras. Es el caso de los cultivos de fruto rojo que emplea, solo en Huelva, a 15.000 temporeros marroquíes de los que depende en buena medida la recolección. Además, la incorporación de trabajadores a las labores del campo, podría contribuir a paliar los efectos negativos que sobre el empleo está teniendo la crisis derivada del COVID-19.
En este sentido, Pedro Gallardo, Vicepresidente de Asaja, subraya que de cara a poder “garantizar el abastecimiento de alimentos, es fundamental la colaboración de las distintas administraciones para facilitar que las labores del sector primario se puedan realizar con la normalidad que permita la situación excepcional que estamos viviendo, y siempre aplicando las medidas preventivas necesarias para evitar contagios, entre las que se incluye el uso de los EPIs necesarios para la protección de los trabajadores”. De momento, las empresas han implementado medidas que garantizan la seguridad de sus empleados, del cliente y del propio producto.
Julián Arnedo, director de Semillas Arnedo y Presidente de la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (ANOVE), pone también la vista en el futuro inmediato: “Nuestra responsabilidad tiene que atender también al día después, cuando salgamos de esta situación extraordinaria: ya hay agricultores que están sembrando con la vista puesta en ese día, y por eso es esencial que puedan disponer ahora de las semillas y plantas para poder garantizar la próxima campaña”. Subraya que la semilla es clave para garantizar el suministro de alimentos no solo en estos momentos, sino también una vez que la crisis sanitaria se dé por concluida. “Sin semillas y plantas no hay cultivos y, sin cultivos, las frutas y hortalizas no llegarían a los hogares; tampoco el pan, ni el aceite, ni la carne que depende de los piensos para animales”.
Como en otros sectores, muchos empleados de empresas de semillas y plantas están trabajando desde casa, recurriendo a videoconferencias y llamadas grupales. No obstante, los técnicos y comerciales, han tenido que reducir al máximo sus visitas y están extremando las precauciones para cumplir estrictamente los protocolos sanitarios.
Desde la Unión Regional de Cooperativas de Castilla y León, se subraya el “gran esfuerzo” que se está realizando para que las explotaciones de los agricultores puedan seguir desarrollando siembras, abonados y tratamientos; se está dando cobertura especial a los ganaderos para que dispongan de piensos y servicios veterinarios, y se realicen sin alteraciones las tareas de ordeño, recogida de leche y de ganado. Todo ello para suministrar al mercado y a los consumidores frutas, verduras, hortalizas y cereales y para que la carne no encuentre dificultades y llegue con normalidad a mataderos, salas de despiece y fábricas.
Además, equipos, centros de investigación y trabajo se han puesto a disposición de alcaldes, delegados de Gobierno y administraciones regionales para impedir la propagación del virus. De hecho, en muchos pueblos se puede ver cómo se está empleando maquinaria agrícola para desinfectar los espacios abiertos.