Alfonso Lorenzi. Gerente de Marketing Táctico y experto de futuras tecnologías en John Deere
La digitalización de la agricultura hace tiempo que ya existe. Pero, para estar en primera línea debes ser pionero, y esto solo se consigue innovando a gran escala para así ganar tanto la confianza de la población como el éxito económicamente.
Para entender un poco más por qué las empresas de la industria alimentaria deben apostar por la I+D+i, vamos a conocer las cinco tendencias de la agricultura digital que marcarán el futuro del sector.
Mayor precisión en el campo
La agricultura se enfrenta a un dilema climático. Es uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero y se ve afectada en su gran mayoría por el cambio climático, por lo tanto, se deben encontrar nuevas maneras del uso de fertilizantes líquidos y purines y, al mismo tiempo, se deben cubrir las necesidades de demanda de comida. Este cambio sólo puede alcanzarse mediante la agricultura de precisión.
Ya no funciona el concepto más rápido y más cantidad, en su lugar, buscamos sistemas más automatizados, más intuitivos y un trabajo más preciso. Las cosechadoras y los tractores deben ser mejorados para trabajar de manera más eficiente y alcanzar mayores beneficios para los usuarios.
De esta manera, se obtendrán mayores beneficios tanto ecológicos como económicos, bajo el lema: “Producir más con menos”. El concepto detrás de este lema es trabajar y expandir los cultivos con concienciación medioambiental sin dejar atrás una mayor eficiencia. Ante este concepto, expertos de la agricultura, de la ingeniería mecánica y de la tecnología de la información se han unido.
La precisión también es necesaria cuando se produce la fertilización, ya que cada gramo de nutriente es necesario, especialmente cuando se trata de la protección de la planta. Por ejemplo, la humectación de las hojas debe ser de manera controlada y precisa. Hoy en día se trata de reducir el uso de productos para la protección de las plantas hasta un 90% con la ayuda de reconocimiento de imagen, no obstante, la precisión también debe ser llevada a cabo en el uso de maquinaria. Actualmente, cuando se conduce cosechadoras o tractores pasada tras pasada, se realiza con una precisión de 2,5 cm, evitando el solapamiento. Como resultado, se reduce el consumo de combustible y aumenta el rendimiento de la maquina en su totalidad.
Por lo tanto, las soluciones digitales tienen una influencia considerable en el equilibrio ambiental del agricultor. A menudo son pequeñas vueltas de tuerca que ayudan en el ahorro de emisiones de CO2. Por ejemplo, un sensor de infrarrojo cercano puede medir con precisión los nutrientes de los fertilizantes orgánicos y permite su aplicación según las necesidades. De esta manera, el estiércol líquido se transforma de un material de desecho a una sustancia valiosa. Si el agricultor logra hacer esto a gran escala, ahorrará en el uso de fertilizantes comerciales, y esto mejorará enormemente el balance de CO2, ya que el fertilizante mineral se produce con un alto aporte de energía.
Automatizado y autónomo para la cosecha perfecta
Un agricultor toma alrededor de 140 decisiones por cultivo y tipo de suelo durante un período de crecimiento, los que presenta ciertas consecuencias. Sin embargo, éstas a menudo sólo se manifiestan meses después, como, por ejemplo, en el momento de la cosecha.
Las máquinas automatizadas pueden ayudar al agricultor e incluso hacerse cargo de una gran parte de estas decisiones, después de todo, se trata de trabajar con poco margen de tiempo, en varios lugares al mismo tiempo y con precisión. Los tractores, las cosechadoras y similares estarán coordinadas entre sí. Las máquinas no sólo sabrán lo que les espera en el campo, sino también que trabajo han realizado las máquinas anteriores, lo que genera precisión. Asimismo, una mayor autonomía en el trabajo del agricultor significa que la agricultura será más sostenible, económica y respetuosa con el medio ambiente, porque cada planta deberá ser tratada de la mejor manera posible.
Esta situación puede conseguirse a través del uso de la tecnología GPS y las señales de corrección, ya que la tecnología guía a los vehículos a través del campo con precisión de centímetros. Esto permite al conductor concentrarse en otras actividades operativas en la cabina, por ejemplo, gracias a la conexión en red con otras máquinas y asesores, puede planificar más medidas de cultivo, dando otros usos al tiempo liberado para comprar materiales de explotación o vender la próxima cosecha.
Máquinas inteligentes para la protección del medio ambiente
Análisis de suelos, detección de malas hierbas y gestión de la salud de las plantas: el potencial de las aplicaciones con uso de Inteligencia Artificial es enorme. El aprendizaje automático puede ayudar a evaluar y optimizar las condiciones locales para cada planta de manera individual o a cada grano de cereal cosechado - un requisito básico para la agricultura de precisión.
En la práctica, la optimización durante la temporada de cultivo hasta la época de cosecha, con el uso del aprendizaje automático, funciona así: Los sensores y sistemas de información de la granja analizan de forma constante el desarrollo del rendimiento o el potencial de rendimiento. Si el resultado no es óptimo, los sistemas inteligentes sugieren al agricultor qué medidas debería tomar o cambiar para lograr un resultado económicamente mejorado de cosecha. A continuación, el sistema de la máquina se monta, se realizan los preajustes necesarios y se supervisa o controla de forma óptima durante el funcionamiento de acuerdo con las medidas seleccionadas.
Basándose en las tomas de la cámara, las máquinas distinguen las malas hierbas de los cultivos cuando se desplazan por el campo. La máquina compara la imagen con una base de datos de varias imágenes de campo con malezas y plantas, así puede rociar automáticamente herbicidas sobre las malezas. De esta manera, sólo se necesita pulverizar selectivamente las malas hierbas no deseadas, no hay necesidad de aplicar en una superficie amplia y la cantidad de agente de protección de cultivos que se aplica se reduce significativamente. Sin embargo, la detección de plantas también permite un resurgimiento en el control mecánico de las malas hierbas. Con la ayuda de cámaras de alta velocidad, las picadoras pueden ser guiadas a través del cultivo a gran velocidad sin dañar el cultivo.
Electrificar el campo
Cuando se trata del suministro de energía, la agricultura también está llamada a reducir su huella ecológica. Al mismo tiempo, se trata también de aumentar la eficiencia y maximizar el rendimiento de los cultivos para aprovechar el potencial de protección del clima.
Los componentes mecánicos e hidráulicos serán reemplazados por los eléctricos para hacer que las máquinas en el campo sean más productivas y al mismo tiempo se reducen las emisiones. En la práctica, ya existen soluciones para la electrificación del campo como transmisiones que pueden funcionar como un generador y así accionar máquinas adicionales con 100 kW. Por ejemplo, los ejes de una cuba de purines pueden ser impulsados eléctricamente, de este modo, tractores más pequeños y ligeros son capaces de arrastrar aperos más grandes.
Los accionamientos eléctricos tienen lo necesario para controlar los aperos con mayor precisión que de forma hidráulica o mecánica, un requisito importante para una mayor precisión. Por lo tanto, es cierto que la electrificación desempeñará un papel clave en el suministro de las máquinas en la agricultura del futuro. Además, la agricultura puede llegar a ser autosuficiente si la electricidad de sus propias plantas de biogás, eólicas o solares se utiliza para el funcionamiento de la maquinaria agrícola.
Cada gota cuenta
Cada aportación que hacemos tanto como empresa como individualmente ayuda a frenar el cambio climático. Tenemos muchos ejemplos de concienciación de los empleados, reduciendo el uso de plásticos en el día a día, por ejemplo, los empleados de John Deere Ibérica tenemos una botella rellenable en lugar de utilizar materiales plásticos. Cada empresa debe tener una estrategia a la hora de aportar su grano de arena, desde optimizar el uso de impresoras, a la temperatura de los edificios, hasta el seguimiento y auditoría de los proveedores o el reciclado de materiales logísticos para generar energía para nuestras fábricas, o el uso de energías sostenibles para hacerlas autónomas y limpias.
Concluyendo, la digitalización es la base de cualquier acción para reducir el cambio climático, proporciona tecnologías que aumentan la transparencia en la agricultura, somos capaces de registrar el impacto ambiental real de nuestros ciclos productivos, proporcionar información sobre insumos o el grado de ausencia de residuos de los productos y demostrar así el cumplimiento de las, cada día más estrictas normas. Ofrece información para aportar sólo las dosis necesarias en cada uno de los procesos o datos reales a las empresas para reducir su huella de carbono.