1. La actual situación económica ha impactado enormemente en la cadena de suministro agroalimentaria. ¿Cómo está afectando este escenario a las cadenas de supermercados asociadas a Asedas?
La continuidad de la crisis de costes -que se ha prolongado desde mediados de 2021 hasta 2023- y la consecuente inflación ha obligado a las empresas de la distribución alimentaria a hacer un enorme esfuerzo sobre sus márgenes. Este esfuerzo ha permitido que el sector haya ejercido de dique de contención frente al consumidor, incrementando los precios lo más tarde posible y lo menos posible. Esto ha permitido que el IPC alimentario se haya mantenido en España por debajo de la media europea, siguiendo la tendencia de los últimos 20 años, gracias a la enorme competitividad y eficiencia del modelo español de distribución. Los márgenes de las empresas se han mantenido en los valores medios de entre el 1 y el 3 por ciento e incluso hemos visto casos de márgenes negativos.
En paralelo, y con la vista puesta en la recuperación de la rentabilidad, las empresas han reaccionado aplicando planes de disminución de costes, estabilidad financiera y captación de clientes para evitar una crisis de consumo. Entre las medidas puestas en marcha, podemos mencionar la renegociación de los contratos de energía, la inversión en energías renovables, la optimización financiera y operativa o la adaptación del surtido a las nuevas necesidades del consumidor. A pesar de ello, seguimos en un escenario de gran incertidumbre debido a la situación geopolítica -crisis de Ucrania y del Mar Rojo-, a la crisis climática -que puede poner en peligro ciertas producciones agrarias- y a los grandes costes en numerosos frentes derivados del “tsunami legislativo” europeo y nacional en materias como medioambiente, personal o diligencia debida e información no financiera.
2. El pasado 1 de enero entró en vigor el nuevo impuesto al plástico. ¿Cómo está repercutiendo en la actividad de los asociados de Asedas? ¿Qué alternativas se han planteado para afrontar este hecho?
Cabe recordar que el Impuesto sobre los Envases de Plástico no Reutilizables entró en vigor justo el mismo día que la rebaja del IVA en algunos alimentos básicos. Ésta última era una medida demandada desde hacía meses por el sector de la distribución para evitar mayores subidas de precios en el contexto inflacionista que hemos descrito antes. Es difícil calcular el efecto que la aplicación, al mismo tiempo, de dos medidas contrarias haya podido tener sobre el consumidor. Lo que es cierto es que las empresas de distribución alimentaria han aplicado ambas con total responsabilidad y han seguido ejerciendo su papel de dique de contención de la inflación sobre sus márgenes y llevando a cabo medidas de eficiencia operativa.
En relación el “impuesto al plástico”, su aplicación técnica fue difícil debido a su complejidad y se calcula que su impacto en la totalidad de la cadena puede ser de 690 millones de euros y, solo para las empresas de ASEDAS -que agrupan el 75 por ciento de la distribución alimentaria en España- podría ser de unos 30 millones de euros al año. Dicho esto, las empresas de distribución están totalmente alineadas con los objetivos de reducción de plástico a través del ecodiseño, de la introducción de nuevos materiales o de la reducción del packaging -siempre respetando la seguridad alimentaria-, pero hacerlo “a golpe de impuesto” lo único que consigue es quitar a las empresas recursos para seguir avanzando en la economía circular y la descarbonización.
Así mismo, es interesante también llamar la atención sobre el futuro Reglamento de Envases y Residuos de Envases, que se está negociando en las instituciones de la UE sin que se haya realizado un análisis técnico sobre si su aplicación va a tener, realmente, un efecto positivo en el medioambiente y en el contexto de los diferentes modelos de distribución alimentaria que existen en Europa. Según la redacción actual, su aplicación costaría 150.000 euros por tienda en España.
3. En su opinión, ¿qué medidas se están llevando a cabo desde Asedas para preservar la competitividad de la cadena alimentaria?
La cadena alimentaria española es una de las más competitivas y eficientes del mundo. Incluso en el contexto altamente inflacionista de los últimos meses, el valor de la producción agraria (animal y vegetal) española es uno de los mejores de Europa, situándose, por ejemplo, por encima de Francia. Esta eficiencia ha permitido que, según el MAPA, la renta agraria haya crecido un 11,1 por ciento en 2023, situándose en un máximo histórico.
Aún considerando que la producción agraria en España es netamente exportadora, la distribución alimentaria de nuestro país contribuye a su desarrollo a través de la firma de contratos estables y a largo plazo que permiten estabilizar los precios y asegurar la disponibilidad de las producciones. Pensamos que ese es el modelo a seguir para preservar la competitividad de la cadena alimentaria: un sector agrario con estructuras fuertes capaces de garantizar un suministro estable y suficiente en condiciones de calidad, seguridad alimentaria y precios competitivos.
A pesar de ello hay que seguir avanzando en términos de competitividad y por ello es imprescindible abordar un problema que compartimos todos los eslabones: el exceso de normativa y burocracia. Especialmente en materia de legislación medioambiental, es necesario que se escuche a los sectores para, entre todos, encontrar la mejor manera de avanzar hacia la descarbonización preservando al mismo tiempo la sostenibilidad económica y social de nuestra cadena alimentaria.
4. ¿Cuáles son las tendencias que marcarán el futuro de los supermercados?
La distribución alimentaria, minorista y mayorista, tiene tres grandes desafíos con carácter inmediato, lo que la patronal europea EuroCommerce ha llamado la “triple transformación”. El primero tiene que ver con los cambios necesarios para abordar la economía circular, la descarbonización y, ligado a ello, las obligaciones de reporte de información no financiera; el segundo es la digitalización del sector no solo en lo relativo al comercio electrónico, sino también a la introducción en los procesos operativos y de negocios de las nuevas tecnologías de la información, empezando por la Inteligencia Artificial; y, el tercero, se refiere a la formación y retención del talento necesario para abordar las otras dos transformaciones. Todo ello, según calcula EuroCommerce, costará al comercio europeo hasta el año 2030 hasta 600.000 millones de euros. En paralelo, los supermercados deben adaptarse a los enormes cambios sociales que se derivan de la evolución demográfica y también seguir siendo un factor de vertebración territorial y de dinamización de comunidades.
5. ¿Qué significa para Asedas formar parte del GIS como socio institucional?
Dada la gran cantidad de desafíos conjuntos que la cadena alimentaria tiene en España es importantísimo contar con foros como el GIS (Grupo de Innovación Sostenible) donde debatir y compartir buenas prácticas en el ámbito de los tres pilares de la sostenibilidad: social, económica y medioambiental. Hacerlo en un entorno de confianza con una visión de cadena es imprescindible para, entre todos, alcanzar conclusiones que nos ayudan a servir cada día mejor al consumidor. Cuando comienza el tercer año de actividad del GIS, os damos la enhorabuena y os animamos a seguir adelante con vuestra labor.