¿Qué papel juega el sector alimentario en la Agenda 2030 y cómo ha realizado su contribución?
Un sector agrícola alimentario es básico para cumplir de forma directa con el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 2 relacionado con la alimentación, pero también con la práctica totalidad del resto de ODS de forma indirecta, por el impacto que tiene sobre ámbitos como la pobreza, la desigualdad, la conservación de ecosistemas terrestres o marinos o la acción por el clima.
Como decía, en el caso del ODS número 2 su incidencia es clara al incluir entre sus metas poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición, promoviendo la agricultura sostenible, con una serie de indicadores acordes que permitan su medición.
Esta visión se integra a través de toda la Agenda 2030 con otros objetivos con un impacto relacionado con la agricultura y la alimentación, en especial el ODS 6 relativo al Agua, y el ODS 12 sobre Producción y consumo responsables que busca garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles.
Dentro del sector alimentario, alcanzar los ODS es el mayor reto actualmente. En su opinión, ¿en qué situación se encuentra el sector y cómo puede mejorar para alcanzarlos?
La agricultura, la ganadería y la pesca son un motor económico importante en nuestro país, además de una actividad vertebradora del territorio que resultó clave para asegurar el abastecimiento de alimentos durante la pandemia de la COVID-19 y ante las restricciones en las importaciones causadas por el conflicto bélico en Ucrania.
Desde 2015 se ha producido un aumento de la productividad agrícola, ganadera y pesquera de las pequeñas explotaciones en España, que según Naciones Unidas está en línea con el ODS2 que busca poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible. Entre 2015 y 2019, la producción por unidad de trabajo de las pequeñas explotaciones (agropecuaria/ganadera/ forestal) ha aumentado un 10,84 % y los ingresos de los productores de alimentos en pequeña escala han crecido un 14,5 %.
En cuanto a las medidas para poder dinamizar estos sectores, emprendidas desde el Gobierno de España, destaca el Plan de impulso a la sostenibilidad y competitividad de la agricultura y la ganadería (III), integrado en el componente 3 del PRTR. Y la Ley 30/2022 para implantar el sistema de gestión de la nueva política agraria común (PAC) que supone la transposición al marco estatal de la nueva PAC y en especial de los nuevos tipos de condicionalidad social, que se suma a la condicionalidad ambiental previamente existente.
En relación con otro de los ámbitos que contribuyen a mejorar nuestro sistema de producción alimentaria como es la prevención del desperdicio alimentario, según el Panel de Cuantificación del Desperdicio Alimentario en el Consumo Extradoméstico del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la mejor gestión general de los alimentos que se tiran se traduce en una reducción de un 0,9 % de la tasa de desperdicio (volumen de desperdicios /volumen comprado) de primavera y verano de 2021 respecto de la primavera y verano de 2020; representando el volumen de alimentos desperdiciados fuera de casa tan solo el 0,7 % del volumen total. Gestionamos mejor el desperdicio fuera de casa, ya que la tasa de desperdicio del año 2020 del total de alimentos dentro de casa fue del 4,3 %, frente al 0,9 % de tasa de desperdicio fuera de casa en ese mismo año.
En suma, España está realizando esfuerzos importantes hacia un modelo de producción y consumo circular que optimiza el uso de los recursos y genera menor presión sobre el medio ambiente, reduciendo al mínimo la generación de residuos y transformando los sistemas de agricultura y ganadería intensivos a modelos más sostenibles, por ello actualmente se está tramitando en sede parlamentaria la normativa sobre prevención de las pérdidas y del desperdicio alimentario, que busca crear un sistema productivo alimentario más eficaz que minimice las pérdidas y consiga dar cobertura a los consumidores vulnerables que tienen mayores dificultades en el acceso.
Una de las preocupaciones que el sector alimentario ha manifestado es la dificultad por parte de las empresas en lograr una transformación hacia lo sostenible sin perder competitividad. ¿Cómo están ayudando su administración para superar estos retos?
Un elemento clave del trabajo realizado por la Secretaría de Estado para la Agenda 2030 es la dinamización de líneas de despliegue de la Agenda 2030 por entidades sociales y cooperativas que permitan aterrizar entre los diferentes actores y grupos de interés las prioridades de actuación y las metas de la Agenda 2030 y de la Estrategia de Desarrollo Sostenible 2030.
Para ello será vital en el corto y medio plazo la aplicación de políticas públicas y de prácticas empresariales bajo el paraguas de herramientas como la Agenda 2030 que fomenten nuevas soluciones que vinculen la sostenibilidad con la necesaria modernización de nuestro país y con políticas ambientales, sociales y económicas
Como comentaba, la Estrategia de Desarrollo Sostenible 2030, elaborada desde nuestra Secretaría de Estado tras un amplio proceso participativo que congregó a diferentes actores y grupos de interés, fue aprobada por el Consejo de Ministros y se presentó ante Naciones Unidas dentro del marco del Foro Político de Alto Nivel.
La Estrategia contó con la participación en su diseño de un gran número de actores entre los que se realizó en una primera consulta con el sector empresarial, con la participación de empresas del sector agrícola y alimentario.
La Estrategia contiene los principales retos que tenemos como país para cumplir los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030, y establece 8 políticas que puedan darle cumplimiento, dentro de las cuales se definen las áreas prioritarias de actuación y se establecen las metas para 2030, dibujando el país que queremos ser en esa fecha. Para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas de la propia Estrategia se incorpora un sistema de indicadores que pueda realizar su medición y seguimiento para corregir aquellas tendencias que puedan detectarse
Una de las medidas incluidas dentro de la Estrategia de Desarrollo Sostenible 2030 y que actualmente se encuentra en tramitación parlamentaria es el Proyecto de Ley contra la pérdida y el desperdicio alimentario, que contribuirá al logro de los objetivos en materia de economía circular y de mayor eficacia de los procesos en el sector alimentario, así como a una mejor distribución de los alimentos para poder atender a colectivos vulnerables.
Estas medidas buscan hacer frente a una problemática preocupante en nuestro país. En el año 2020 (y fue un año estadísticamente especial) se recogieron casi media tonelada de residuos por habitante en España. Una muestra más sobre como nuestro modelo de producción y consumo es insostenible. De ahí que la Agenda 2030 haga énfasis en esto y sea urgente actuar en estos ámbitos.
Por último, ¿qué papel aporta la innovación alimentaria en la contribución para hacer realidad la Agenda 2030?
La innovación y el I+D son esenciales para avanzar en la consecución de un desarrollo sostenible, conservando el medio ambiente, protegiendo la biodiversidad y fijando población, empleo y actividad económica en las zonas rurales, garantizando de esta forma la cohesión social y territorial en esta parte del territorio, la cual debe ir acompañada de prácticas sostenibles y respetuosas con los límites ambientales y de la protección de los modos de vida y prácticas tradicionales del medio rural.
A ello pueden también contribuir las personas consumidoras si se les proporciona una información clara, sencilla y fiable acerca de la sostenibilidad de los alimentos que adquieren, complementándose con el fomento de una dieta más saludable y que limite su impacto ecológico
Esta sostenibilidad se pretende alcanzar con metas como la mejora de la gestión de los recursos hídricos, incentivando los regadíos sostenibles, como elemento clave para contribuir a la sostenibilidad medioambiental y al futuro de la agricultura en España, Así como, con un aumento significativo de las tierras agrícolas dedicadas a la agricultura ecológica, así como de la producción acuícola ecológica, en contribución a los objetivos europeos.