Entrevistamos a la directora general de la Oficina Española de Cambio Climático, Valvanera Ulargui
Andrea Villarino / Manel González. Periodistas
Andrea Villarino/Manel González.- El Consejo de Ministros español acaba de autorizar la firma del Acuerdo de París. Es un primer paso. ¿Satisfecha con el resultado de las negociaciones del COP21?
Valvanera Ulargui.- La Cumbre del Clima de París o COP21, y la adopción del Acuerdo de París, son un hito histórico en la lucha contra el cambio climático. Por primera vez, todos los países han acordado, de manera unánime, la necesidad de hacer frente a las emisiones globales de gases de efecto invernadero y a los efectos adversos del cambio climático de una manera global, basada en un marco de cooperación y solidaridad. Con este Acuerdo, que no es perfecto pero sí contiene todos los elementos necesarios para producir la descarbonización de nuestras economías, se plantea una nueva gobernanza climática. El éxito radica en que todos los países se han comprometido a presentar su contribución a esta lucha, en función de sus responsabilidades históricas, actuales y futuras, algo sin precedentes hasta ahora. El hecho de que haya una participación universal es fundamental para conseguir una respuesta adecuada al reto del cambio climático.
El Acuerdo de París es; por tanto; el punto de partida de una nueva fase en la lucha contra el cambio climático. Frente al sistema actualmente en marcha, fundamentalmente articulado a través del Protocolo de Kioto, el Acuerdo supone un planteamiento novedoso al reto al que nos enfrentamos. Este Acuerdo reconoce que hay una realidad a la que hacer frente, la reducción de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y la mejora de la capacidad de adaptación los impactos negativos del cambio climático, y llama a una acción concertada, ya que un reto global como es el cambio climático requiere de una respuesta global por parte de todos los países, y de todo el resto de agentes, entes locales, sector empresarial, financiero y sociedad civil. En este sentido, los países han interiorizado no solo la importancia de contribuir a la lucha contra el cambio climático como aportación a los esfuerzos globales, sino como prioridad nacional en sus planes de desarrollo.
Acabamos de volver de la ceremonia oficial de firma del Acuerdo de París en Nueva York, el pasado 22 de abril, con la que se ha iniciado el proceso de ratificación del mismo. En un ejercicio también sin precedentes en la comunidad internacional, 175 Partes han firmado el Acuerdo, y 15 ya han presentado sus instrumentos de ratificación, lo que da muestra de la clara voluntad política de los países en la lucha contra el cambio climático, ya no es posible retroceder solo existe un camino hacia modelos sociales, económicos y productivos sostenibles y bajos en emisiones.
A. V./M. G.- Explíquenos en qué consisten los objetivos principales del Acuerdo.
V. U.- El Acuerdo de París es un acuerdo muy amplio que cubre todos los aspectos necesarios para hacer frente al cambio climático, desde el establecimiento de un objetivo global que guíe los esfuerzos de todos los países, a sendas específicas de reducción de emisiones globales, el compromiso de todos los países de presentar de manera regular sus contribuciones a la reducción de emisiones, el reconocimiento de la importancia de la adaptación a los efectos adversos del cambio climático para todos los países, así como un importante paquete solidario que aporta las herramientas necesarias para cumplir los objetivos fijados.
El objetivo principal del Acuerdo es mantener el incremento de la temperatura media global por debajo de los 2ºC con respecto a los niveles preindustriales, reconociendo la necesidad de hacer esfuerzos adicionales para tratar de limitarlo a 1,5ºC. La senda para conseguir este objetivo es cualitativa; se tiene que alcanzar la neutralidad climática en la segunda mitad de siglo, reconociéndose además la necesidad de que las emisiones globales alcancen un máximo lo antes posible y reducirse a partir de entonces. Esto se traduce en la necesidad de acelerar un nuevo modelo de producción y consumo descarbonizado donde las emisiones de gases de efecto invernadero como establece la Unión Europea en su Hoja de ruta a 2050 se reduzcan entre un 80% y un 95% respecto al año 1990. No implica dejar de generar riqueza y crecimiento sino continuar creciendo desacoplando este crecimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero a través de la innovación y de nuevas tecnologías sostenibles.
A. V./M. G.- ¿Qué diferencia hay entre este Acuerdo y el de Kioto?
V. U.- El Acuerdo de París conlleva cambios cualitativos y cualitativos sustanciales respecto al Protocolo de Kioto. El primero fue el nuevo modelos de negociación que lideró Francia, donde se priorizó la búsqueda de puntos de encuentro en aras al de interés común y se evitó la confrontación y la imposición de objetivos a los países, este modelo cooperativo donde se maximizaron los interese comunes ayudo a materializar las contribuciones establecidas por prerrogativa nacional. Es decir, son los propios países los que han liderado el proceso interiorizando la necesidad de integrar la variable clima en sus planes de desarrollo. Se han dado cuenta de que no es posible mantener un crecimiento sostenible de sus economías a medio y largo plazo sin poner en marcha medidas para hacer frente al cambio climático.
Así se consiguió que todos los países quisieran ser parte de la solución. El éxito de la nueva gobernanza establecida radicará en la posibilidad de alcanzar el objetivo global de los 2ºC a través de las contribuciones nacionales presentadas por los países y la maquinaria establecida para ir elevando la ambición de las mismas
Todo lo anterior hace que el Acuerdo de París cuente con una participación prácticamente universal. 190 países han presentado sus planes de acción climática, cubriendo alrededor del 99% de las emisiones globales frente al 15% de las emisiones globales del el segundo periodo de compromiso el Protocolo de Kioto (2013-2020)
A. V./M. G.- Pónganos algún ejemplo de medidas o políticas que ayuden a que la temperatura no aumente más de dos grados.
V. U.- España viene trabajando desde hace años en la mitigación del cambio climático. De hecho, en el marco de la ‘Estrategia Española de Desarrollo bajo en Carbono y Resiliente al Clima’, España ha elaborado una Hoja de Ruta para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones en los sectores difusos a 2020 y está trabajando en la hoja de ruta a 2030. Además, España dispone de un Registro de Huella de Carbono, compensación y proyectos de absorción, que contempla la posibilidad de incorporar tanto los cultivos leñosos como las prácticas de gestión de los suelos agrícolas que incrementen la capacidad sumidero de los mismos como proyectos de absorción. Como complemento al Registro, en el año 2015 se lanzó el PIMA Empresa, que facilitará el desarrollo de acciones de reducción de emisiones a aquellas empresas que hayan inscrito su huella de carbono en nuestro Registro.
También en la línea de la mitigación, se acaba de lanzar la quinta convocatoria de los Proyectos Clima, que consisten en el pago a proyectos innovadores en los sectores difusos que reduzcan emisiones de gases de efecto invernadero.
En relación con las emisiones de nuestros suelos agrícolas, España como parte de la Iniciativa 4 por mil liderada por Francia y en funcionamiento desde la COP21 de París, está trabajando en la mejora del contenido de carbono orgánico de nuestros suelos desde la doble perspectiva de mitigación y adaptación al cambio climático en paralelo a las otras dos alianzas internacionales en las que España está involucrada: la Alianza para la Investigación sobre Gases de Efecto Invernadero en la Agricultura (GRA) y la Alianza para una Agricultura Climáticamente Inteligente (GACSA).
En definitiva, España se ha comprometido a mitigar y adaptarse al cambio climático mediante las políticas y medidas adecuadas y el desarrollo de ciencia e innovación que aseguren la seguridad alimentaria, la mitigación y la adaptación al cambio climático.
A. V./M. G.- ¿En qué proyectos trabaja la OECC a lo largo de toda la cadena alimentaria, hasta la distribución o restauración?
V. U.- La OECC trabaja en dos vertientes, de manera simultánea, de tal manera que se interiorice la variable cambio climático a lo largo de la cadena alimentaria. Estas dos vertientes son la mitigación y la adaptación a los efectos adversos del cambio climático.
En relación con la adaptación al cambio climático, España fue uno de los primeros países de la Unión Europea en disponer de un Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC). Los escenarios futuros de cambio climático prevén, para nuestro país, un aumento de los eventos extremos (inundaciones, etc.) y menor disponibilidad de agua que implica una mayor vulnerabilidad para el sector y por tanto, estamos trabajando firmemente en el desarrollo e implantación de nuestro Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático de manera simultánea a la implantación de políticas de mitigación del cambio climático.
Es importante integrar la variable del cambio climático en toda la cadena alimentaria, analizando todos los eslabones y obteniendo información tanto, de las emisiones que se generan en cada paso como, de la vulnerabilidad frente al cambio climático en cada eslabón. El conocer el proceso, la cadena alimentaria desde el punto de vista del cambio climático ayudará no sólo a mejorar la sostenibilidad de la cadena alimentaria sino que redundará en una mejora en la rentabilidad, pues se podrán reducir los costes y maximizar los beneficios, mejorará el marketing y comercialización de los productos generados e incluso de las propias organizaciones y por tanto, redundará en una mejora de la competitividad de nuestros productos, de nuestras empresas y de nuestra cadena alimentaria en su conjunto.
A. V./M. G.- Hay algunos sectores que se han demonizado, como por ejemplo, la ganadería. Estoy seguro de que se puede trabajar para mejorar en disminuir las emisiones, pero ¿no cree que se ha exagerado un poco?
V. U.- Si nos basamos en datos objetivos, la ganadería genera la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por el sector agrario. Mediante la fermentación entérica y la gestión de los estiércoles genera prácticamente las mismas emisiones que se generan en España por el uso de fertilizantes (orgánicos e inorgánicos) en nuestros suelos. Por tanto, creemos que cada sector debe ser responsable y debe velar por producir de la mejor manera: minimizando las emisiones de gases de efecto invernadero, reutilizando los recursos en aras de la economía circular todo sin perder de vista la rentabilidad de las explotaciones.
Los compromisos adquiridos en materia de cambio climático debemos verlos como una oportunidad, como un reto para la mejora, para la innovación, para el desarrollo de nuevos procesos y nuevas maneras de enfocar el futuro con una visión empresarial, con un enfoque multiactor en el que productores, industrias, sector público y privado establezcamos las alianzas necesarias para potenciar sinergias y co-beneficios.
A. V./M. G.- ¿En qué consisten los Proyectos Clima?
V. U.- Los Proyectos Clima, lanzados por la OECC por primera vez en una convocatoria piloto en el año 2012, llevan ya 4 años de andadura. Consisten en el pago por tonelada de CO2 reducida y verificada a proyectos realizados en territorio nacional en sectores no sujetos al comercio de derechos de emisión. Es decir, se trata de proyectos de reducción de emisiones en los sectores residencial, comercial e institucional, en el sector transporte, el sector residuos, el sector agrario y el sector de los gases fluorados.
Las sucesivas convocatorias de Proyectos Clima han servido de impulso a empresas y organizaciones agrarias para el desarrollo de proyectos tales como la biodigestión tanto de deyecciones ganaderas como de residuos agrícolas o ganaderos, el riego solar, la mejora de la eficiencia energética, la utilización de energías renovables en sustitución de combustibles fósiles tales como la biomasa o la geotermia o la energía solar en el caso del riego solar. Se han desarrollado proyectos innovadores que han ayudado a crear empleo y a afianzar el tejido rural. Recientemente se ha lanzado la quinta convocatoria de proyectos clima, cuyo plazo de presentación de ideas de proyecto finaliza el día 25 de mayo. Esperamos contar en esta convocatoria 2016 con nuevos proyectos y nuevas ideas. El equipo técnico de la OECC, que lleva evaluando estos proyectos desde el 2012, estaría encantado de poder desarrollar conjuntamente con los promotores de proyectos nuevas ideas para dar respuesta a los retos que supone el cambio climático y de alguna manera, impulsar económicamente a que se produzca dicho cambio.
Hasta la fecha, el Gobierno ha destinado una inversión total cercana a 60 millones de euros a la iniciativa y ha logrado la selección de cerca de 200 proyectos.
A. V./M. G.- La OECC forma parte del Grupo de Innovación Sostenible y, dentro de él, impulsa el Comité de Trabajo para el Estudio de la Innovación Asociada a la Lucha contra el Cambio Climático. ¿Cuáles serán los objetivos de esta colaboración?
V. U.- La OECC valoró muy positivamente la creación del Grupo de Innovación Sostenible, pues la innovación debe ser el motor que induzca al cambio de paradigma, de conducta, que impuse el cambio. Más aún en sectores tan complejos como es el sector agroalimentario, pues es el único sector que al mismo tiempo es emisor de gases de efecto invernadero, sumidero de carbono, fuente de energía renovable y también vulnerable a los impactos del cambio climático.
Creemos que el Comité de Trabajo para el Estudio de la Innovación Asociada a la Lucha contra el Cambio Climático supone una gran oportunidad para dar a conocer al sector lo que supone el cambio climático. Desde el conocimiento, trabajando mano a mano con el sector será más sencillo desarrollar políticas y medidas que sean útiles, realistas y aplicables.
El objetivo primordial es informar y sensibilizar sobre cambio climático. Una vez logrado este primer objetivo, continuaremos trabajando en avanzar en mitigación (reducción de emisiones) y adaptación al cambio climático. Conjuntamente trabajaremos para ver qué sectores son más vulnerables a los impactos del cambio climático, que ya se están produciendo, daremos cifras y lograremos cuantificar tanto las emisiones como las medidas de adaptación y mitigación.
Se trata de un trabajo ambicioso, como ambicioso es convertir en una oportunidad para nuestro sector agroalimentario el reto que supone el cambio climático.
Además, pretendemos que este Grupo sirva de paraguas para dar a conocer las iniciativas en las que la OECC participa y que creemos que son muy interesantes para el sector agroalimentario español. De hecho tenemos un papel muy activo en el CTCN de Naciones Unidas y en la Alianza Global para la Investigación sobre Gases de Efecto en la Agricultura, en la Alianza Global para una Agricultura Climáticamente Inteligente y en la iniciativa 4 por mil, todas relacionadas de una y otra manera con desarrollo o el uso de la tecnología y la innovación.