Como todo el mundo ya vaticinaba, Von der Leyen logró el apoyo de casi todos los parlamentarios pro-Europa, de su Partido Popular Europeo (PPE), de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D) y de los liberales y centristas de Renew Europa en las pasadas elecciones europeas, lo que la ha permitido renovar el cargo de presidenta de la Comisión Europea.
En su discurso ante el parlamento afirmó que “debemos continuar la protección de nuestro mundo natural, porque nuestros bosques y selva, nuestros humedales y praderas no solo son nuestro hogar y paisajes de nuestras vidas”, de lo que se desprende, y más teniendo en cuenta los apoyos de los verdes que la han permitido mantener el sillón, que no va a retroceder en el Pacto Verde Europeo con sus Estrategias “De la granja a la mesa” o de Biodiversidad 2030” o con el reglamento de Protección de la Naturaleza, entre otros.
Este discurso difiere mucho del que pudimos escuchar durante la campaña electoral, defendiendo a los agricultores y ganaderos, y en general a todos los productores de alimentos, casi justificando sus protestas y diciendo que habría que bajar el ritmo de los cambios normativos, de corte medioambiental en su mayoría, que se estaban exigiendo a un sector estratégico como son los que nos dan de comer.
Del nuevo discurso que le hemos escuchado ahora a la que ya es de nuevo presidenta de la Comisión Europea se desprende que, cada uno busque la manera de ser económicamente rentable, en un entorno que no será para nada favorable en tanto en cuanto las reformas medioambientalistas van a continuar, y que por tanto tenemos que prepararnos.
La intensidad de las modificaciones normativas que se van a producir para dar cumplimiento a las estrategias previstas dependerá de los titulares que aterricen en cada una de las comisarías, sobre todo en las de Acción por el Clima, Pesca y Agricultura, y del rango que cada una tenga o también del poder político que ostente cada comisario.
Lo que sí que está claro es que la solución a todos los problemas que se están generando en los últimos años, como venimos repitiendo desde el Grupo Alimentario de Innovación y Sostenibilidad pasará sí o sí por la apuesta por la I+D+i. Se trata de la única fórmula que puede salvarnos para que productores y empresas de alimentos puedan asegurar que nuestras mesas y neveras estén llenas, incrementando la competitividad de un sector agroalimentario europeo que está perdiendo la batalla tanto en los mercados internos como en el exterior.
Sin el apoyo de la Comisión Europea, la inversión en innovación para estos se torna imposible en un entorno en el que los márgenes son cada vez más pequeños, los costes continúan al alza y en consecuencia se están reduciendo los beneficios. Y así poco se puede invertir, si las cuentas salen rojas, aunque la agricultura sea verde.
Por tanto, parece que, tras la ilusión del cambio surgido por el discurso electoralista de Von der Leyen a principios de año, todo cambia para seguir igual.