Ricardo Migueláñez, coordinador general del GIS.
Hace unos días, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, anunciaba el inicio de los trabajos para la elaboración de la futura Estrategia Nacional de Alimentación, con la que pretende influir en las políticas alimentarias de España y la Unión Europea (UE).
Durante su anuncio, el ministro aseguraba que a partir de ahora se pone en marcha un proceso de "participación pública y escucha colectiva que permitirá desarrollar una estrategia completa, transversal y, sobre todo, útil para los eslabones" del sector agroalimentario, invitándoles a contribuir con sus aportaciones.
Y como somos bienmandados desde el Grupo Alimentario de Innovación y Sostenibilidad (GIS) queremos mostrar nuestra perspectiva a este anuncio. Así, la futura Estrategia Nacional de Alimentación debe fomentar políticas que incentiven a las empresas a innovar y adoptar prácticas sostenibles. Esto podría incluir la creación de marcos regulatorios que promuevan la sostenibilidad, el acceso a financiamiento para proyectos innovadores y la implementación de programas de certificación que reconozcan y recompensen a las empresas que lideran en estas áreas. Y es que resulta obvio que tanto la innovación como la sostenibilidad son esenciales ya que las empresas desempeñan un papel crucial en la transformación del sistema alimentario.
Así, en lo que respecta a la innovación la administración ha de apoyar la implementación del uso de tecnologías como la inteligencia artificial y el big data para optimizar la cadena de suministro, reducir el desperdicio de alimentos y mejorar la trazabilidad, asegurando que los productos lleguen a los consumidores en las mejores condiciones y con el menor impacto ambiental posible.
Por otro lado, para la sostenibilidad empresarial será necesaria una estrategia capaz de fomentar en las empresas, que hasta el momento no hayan podido lograrlo, la inclusión de la agricultura regenerativa, el uso de envases sostenibles y la reducción del uso de plásticos y otros materiales contaminantes.
En resumen al liderar la transformación hacia un sistema alimentario más eficiente, equitativo y respetuoso con el medio ambiente, las empresas no solo asegurarán su propia viabilidad a largo plazo, sino que también contribuirán significativamente a la seguridad alimentaria y al bienestar de la sociedad y el planeta.