Si pensamos en cualquier modelo de negocio no podemos obviar que para que salga adelante ha ser rentable. De lo contrario, no tendría mucho sentido invertir en crear empresas. Sin embargo, en medio de este paradigma ha entrado en juego en estos últimos años un elemento que cada vez está teniendo más importancia y que es imposible de obviar: la sostenibilidad, la responsabilidad y lo que hemos llamado muchas veces desde esta tribuna, hacer mejor aún las cosas.
Una combinación que a muchas empresas del sector alimentario las lleva a cuestionarse si es posible conjugar ambos aspectos en su estrategia de negocio. La respuesta es si, siempre y cuando estas estén dispuestas a comprometerse en equilibrar la sostenibilidad y la rentabilidad de la manera más efectiva a largo plazo.
Aunque las compañías españolas están demostrando cada vez mayor implicación en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), todavía queda por trabajar en este sentido. Según la encuesta ‘The Transparency Edge’ (La ventaja de la transparencia), realizada por Smurfit Kappa en colaboración con Financial Times, el 20% de las empresas españolas aún no ha desarrollado una estrategia de sostenibilidad.
Es necesario que el sector, especialmente los directivos de las empresas sean conscientes de que para seguir operando en los próximos años tendrán que alinear sus objetivos con los de las comunidades a las que pertenecen.
En este sentido, la inversión en innovación está resultando clave para equilibrar la sostenibilidad y la rentabilidad. Pero recordemos que no solo se trata de ser ambientalmente responsable, sino también de optimizar los recursos y mejorar la eficiencia operativa ahorrando costes, por ejemplo, a través de la reducción del consumo de energía, agua o materias primas.
En definitiva, mi visión de futuro es clara. Las empresas que se mantendrán en los próximos años serán las que vean las oportunidades de mercado en la responsabilidad social y desarrollen modelos de negocio, productos y servicios que incorporen prácticas sostenibles para obtenerlos, pero con las cuentas de resultados saneadas. No se pueden tener negocios muy verdes con los números en rojo.