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Sostenibilidad, precios e innovación: los retos a futuro del sudoku alimentario

En el Grupo Alimentario de Innovación y Sostenibilidad, sabemos que la alimentación enfrenta en la actualidad desafíos sin precedentes en el camino de garantizar la seguridad alimentaria global, cuya demanda cada vez es mayor, proteger el medioambiente y asegurar el bienestar de las futuras generaciones.

Hablamos de desafíos como la evolución de precios, la transición hacia la sostenibilidad y el cambio tecnológico. El primero de los retos, la sostenibilidad, es casi un imperativo global, ya que, pese a producirse bienes de primera necesidad, se hace con un alto impacto medioambiental. Por ello, es crucial implementar prácticas agrícolas que minimicen estos daños, dentro de lo posible. Se está hablando de agricultura regenerativa o agricultura ecológica. El fin es cuidar el suelo y restaurar su salud.

La política juega un papel fundamental a la hora de trascender hacia la sostenibilidad. Por una parte, tenemos los subsidios para las prácticas agrícolas más sostenibles, impuestos a las emisiones de carbono, e incluso las regulaciones estrictas sobre el uso de determinados productos. Sin embargo, siempre que no haya evidencias de alternativas existentes de productos más sostenibles, y que no haya una valoración previa y objetiva del impacto que va a suponer implementar esa medida, no se puede implementar una norma a la ligera que afecte a la competitividad de los pequeños agricultores que viven de ello.

En cuanto a precios se refiere, el IDC no deja de crecer. El aumento de costes de materias primas, transporte o energías, los conflictos geopolíticos externos, la propia transición hacia la sostenibilidad, y la pandemia han exacerbado el problema. Como resultado, muchísimas familias han visto reducida su capacidad de compra, lo que aumenta la inseguridad alimentaria. Por ello, sería óptimo buscar soluciones que ofrecieran productos de calidad a precios razonables, sin que ninguno de los eslabones salga perdiendo.

Como indica nuestra naturaleza, la innovación puede ser la herramienta que ayude a solucionar muchos de estos problemas, es el motor de transformación del sistema alimentario. Sin embargo, la adopción de tecnologías puede ser costosa, especialmente para estas pequeñas comunidades a las que nos referíamos antes, por lo que las políticas han de estar ahí para respaldarlos.

La intersección de estos tres factores; sostenibilidad, precios e innovación, presenta un panorama complejo pero necesario para lograr un sistema alimentario que garantice la seguridad alimentaria y que proteja más el planeta. Decía antes que es necesario equilibrar las necesidades económicas de los productores con las demandas ambientales y los bolsillos de los consumidores, algo en lo que coinciden muchos miembros del Comité Económico y Social Europeo.

La colaboración público-privada es esencial, así como invertir en más investigación para acelerar el desarrollo de estas nuevas tecnologías. Los gobiernos deben proporcionar protección a los consumidores, y, al mismo tiempo, las empresas han de desarrollar un entorno activo de innovación para ofrecer soluciones sostenibles.

Por supuesto, nada de esto surtirá efecto sin la educación. La educación del consumidor es esencial. Es esencial enseñarles a consumir producto ecológico y de proximidad, local, y nuestro. Aun con diferencias abismales en el precio, es necesario que se reflejé el por qué, el cómo ha sido producido y por quién. Hay que trabajar un poco más en las estrategias dirigidas también al consumidor, como el etiquetado que revele información acerca del impacto ambiental que ha tenido ese producto, campañas de concienciación que puedan influir en los hábitos de compra, etc. Porque, al final, si conseguimos este cambio en el último eslabón de la cadena, inevitablemente repercutirá en el primero. Si conseguimos que la demanda de ciertos productos ecológicos y sostenibles aumente, se reducirá consecuentemente de otros que, quizá son más baratos, pero también más dañinos. Y, por tanto, puede que se disminuya su producción.

Solo a través de un esfuerzo conjunto entre gobiernos, empresas y consumidores será posible construir un sistema alimentario que no solo satisfaga las necesidades actuales, sino que también proteja el planeta y asegure el bienestar de las futuras generaciones. La alimentación sostenible y asequible no es una opción, sino una necesidad urgente que requiere nuestra atención y acción inmediata.

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Grupo de Innovación Sostenible